La visión del alumnado

En este entrada queremos darle voz al alumnado, que nos cuenten su experiencia hasta el momento y opinen sobre su paso por la Escuela Taller la Azucarera. Como se podrá comprobar, se nota que estos alumnos ya llevan mucho tiempo en formación y dominan el lenguaje de su especialidad:

“Mi nombre es Amin, soy marroquí, tengo 19 años y llevo casi 7 años en España. Un año y tres meses en la Escuela Taller “La Azucarera” trabajando de carpintero. Esta escuela taller la conocí por un amigo que ya había estado en ella y me dijo que me apuntase, ya que quería ocupar mi tiempo y aprender un oficio.

En el tiempo que llevo, he aprendido como montar y hacer puertas, ventanas, utilizar las máquinas y otras cosas prácticas como montar el parquet. Al principio cuesta un poco acostumbrarse a esto porque no conoces a nadie, te levantas pronto y se tienen que aprender muchas cosas… pero te acabas acostumbrando a todo esto y acabas sacándole buen  provecho.

Ahora estamos trabajando en la reconstrucción de la antigua Azucarera haciendo ventanas, los suelos, colocando las vigas. Este edificio esta cerca del barrio del Arrabal, en la Azucarera, cerca de la Plaza Mozart.

La verdad, está bien , aprendes mucho y conoces a gente, ocupas tu tiempo y al final te dan un título de formación que te puede servir después de acabar la escuela. Ahora hay que aprovechar el tiempo que nos queda e intentar aprender todo lo que podamos, porque luego, igual podemos trabajar de carpinteros.”

Amine ElYaagoubi (Carpintería)

“Recuerdo mi primer día en la escuela, nos presentaron a nuestro tutor Alfonso que desde la primera impresión vimos que era bastante amigable, permisivo y sobre todo que tenía una gran capacidad para hacernos entender las cosas.

Nos enseñaron las instalaciones y nos presentaron a nuestros compañeros con los que íbamos a compartir los próximos dos años. Con el paso a paso de los días fuimos cogiendo confianza unos con otros dando resultado al buen compañerismo que existe en el grupo.

Los primeros seis meses fueron muy intensos ya que la electricidad para casi todos nosotros era un mundo totalmente desconocido. Gracias a las intensas y repetidas explicaciones de Alfonso, poco a poco fuimos entendiéndola y comprendiéndola alternando las clases teóricas llevándolas a la práctica en el taller, ya que a parte de estudiarla hay que ejercitarla ya que así la enseñanza era más amena y podíamos ver lo que estudiábamos.

Cuando quisimos darnos cuenta ya habían pasado los seis meses y ya estábamos contratados, ¡ mi primer contrato!. Comenzamos el contrato reformando un par de cosas aquí en la finca tanto de electricidad como de fontanería.

Empezamos a poner a punto nuestro taller ya que había que cambiar la distribución de las mesas de trabajo, los materiales y las herramientas. Nuestra primera “obra” fue el mantenimiento de todas las aulas de las instalaciones del matadero.

Pasado el verano, volvimos todos con las pilas bien cargadas ya que ahora, nos enfrentamos a nuestra primera obra real, la instalación eléctrica de la casa de los antiguos enterradores del cementerio en la que se encontraba la Escuela Taller “Ricardo Magdalena”. Fue un comienzo bastante duro ya que muchas cosas con las que nos encontramos eran nuevas.

Tras las explicaciones de Alfonso de cómo debíamos hacer las cosas nos pusimos rápidamente manos a la obra. Tuvimos nuestras adversidades pero, pudimos con ellas ya que  con insistencia se resuelve todo. Hicimos de todo en aquella obra, instalación eléctrica, red de internet e instalación de climatizacion.

Por fin terminamos con la obra en la que el resultado fue muy satisfactorio tanto como en aprendizaje y en el resultado final. El equipo directivo de la Escuela Taller Ricardo Magdalena nos agradeció nuestro trabajo con una carta de satisfacción del trabajo realizado.

Al acabar aquella obra nos destinaron otra vez a Montañana donde debíamos de hacer unos cambios en la finca, alternando con alguna salida a otros centros de formación profesional como el de Casco Histórico y el Centro de Oliver que nos duraron entre los tres hasta las navidades.

Ahora estamos en la nave de la ternera en Salvador Allende, aún nos quedan nueve meses de nuevas experiencias y gran enriquecimiento académico y profesional. Espero que todo esto nos ayude cuando nos incorporemos al mercado laboral.”

Juan Antonio Sixto Ruiz (Lampista)

“Empezamos el día 27 de octubre  2012, era la primera etapa de la escuela en la que transcurrían los 6 primeros meses en los que realizábamos prácticas de albañilería en Montañana, así como clases teóricas en las que aprendíamos las bases fundamentales de la construcción: Cimentación de obra, tipo de aparejos, tipos de ladrillo, los yesos, pladur, morteros… Así como la jerga del oficio. También dimos cursos de Igualdad de género, matemáticas y lenguaje además de un curso de  Seguridad de 8 horas antes de poder comenzar la obra.

Transcurrido esto, pasamos a la segunda etapa de este proyecto, fue la firma de contrato y el comienzo de nuestra participación en la antigua casa del director de La Azucarera, realizando numerosos trabajos. Al principio, realizando la colocación de premarcos, enfoscados en el sótano, refuerzo de columnas y ampliación de pasillo en las dos plantas. Después nos tocó ir al cementerio para ayudar a la escuela taller Ricardo Magdalena realizando trabajos  tanto de pladur como de cubiertas.

Pasada esta etapa volvimos a La Azucarera y firmamos el segundo contrato, empezamos con la colocación de la escalera del sótano, refuerzo de la estructura con colocación de vigas y un forjado nuevo en la planta principal, después realizamos la solera de una habitación, también comenzamos con el vaciado y llenado de la parte de la cocina así como del sótano cogiendo ya los elementos de la red de saneamiento y eléctricos, también realizamos los asientos de las vigas y la colocación de varias de ellas.

El trato tanto con Jorge como con los compañeros es realmente bastante buena, ayudándonos en los trabajos y creando buen clima. Espero que lo que queda de escuela continúe así o mejor, aprendiendo de este mundo de la construcción que es bastante bonito, aunque duro y estoy muy contento por poder aprender gracias a este proyecto.”

Alberto Arguedas y Borja Martineze (Albañilería)

¡¡¡Muchísimas gracias por vuestras aportaciones chicos!!!

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